Advertencia para los milennials: el cáncer que crece entre personas más jóvenes por causas que la ciencia intenta descubrir
En todo el mundo y también en la Argentina, hay más casos de tumores de colon y recto en menores de 50 años; piden estar atentos a los síntomas
NUEVA YORK.– Marisa Peters tenía síntomas desde hace años: sangre en el papel higiénico después de evacuar, cambios en sus deposiciones y problemas para controlar la urgencia de defecar. Pero Marisa era una treintañera sana y físicamente activa, y como nunca había tenido dolores abdominales, los médicos adjudicaron los síntomas a un cuadro de hemorroides o a los cambios normales del posparto, después del nacimiento de su primer hijo. En 2021, después de tener a su tercer hijo y experimentar un agravamiento del sangrado rectal y cambios en la consistencia de sus deposiciones, Marisa finalmente fue al gastroenterólogo y una colonoscopía de urgencia confirmó que tenía cáncer colorrectal.
Habían pasado cuatro o cinco años desde la aparición de los primeros síntomas. Sin embargo, “nunca esperé que fueran a encontrar cáncer”, dice Marisa.
En informe publicado en junio por la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer sugiere que las tasas de cáncer colorrectal están aumentando rápidamente entre personas de 20, 30 y 40 años, aunque la incidencia de la enfermedad está bajando en personas mayores de 65. En la Argentina, también preocupa a los especialistas el incremento de los casos en pacientes de menos edad.
“Es un problema que lamentablemente crece año a año”, afirma Michael Cecchini, codirector del programa colorrectal del Centro de Cánceres Gastrointestinales y oncólogo del Centro contra el Cáncer de la Universidad de Yale. El especialista señala que los casos de cáncer colorrectal de aparición temprana vienen aumentando sostenidamente a un ritmo del 2% anual desde mediados de la década de 1990.
Los investigadores están advirtiendo un aumento del cáncer colorrectal de aparición temprana en todo el mundo, una tendencia que ahora se apuran en tratar de explicar.
Una pista
Los cánceres de colon y recto comparten muchas similitudes y normalmente son agrupados en una misma categoría, llamada cáncer colorrectal. Sin embargo, los estudios muestran que la mayor parte de ese incremento de los diagnósticos responde a cánceres de recto y de cánceres situados en el lado izquierdo o distal del colon, cerca del recto. “Y esa tal vez sea una pista importante para entender lo que está pasando”, señala Caitlin Murphy, profesora adjunta e investigadora del cáncer del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston.
Los cánceres colorrectales en personas jóvenes también tienden a ser más agresivos y suelen ser detectados en una etapa más avanzada, apunta Murphy. Pero la mayoría de las personas afectadas por el cáncer colorrectal de aparición temprana son demasiado jóvenes como para que se emita una recomendación médica general que indique exámenes de detección de rutina, que fue precisamente lo que ayudó a bajar las tasas en adultos mayores de 50 años. En 2021, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos apenas redujo la edad recomendada para comenzar los exámenes de rutina de detección del cáncer colorrectal en cinco años: de 50 a 45.
La gran mayoría de los diagnósticos de cáncer colorrectal todavía se realizan en personas de 50 años o más. Pero los milennials nacidos alrededor de 1990 ahora tienen el doble de riesgo de cáncer de colon del que tuvieron las personas nacidas en la década de 1950, mientras que el riesgo de cáncer de recto de los milennials es casi cuatro veces mayor que el de los grupos de mayor edad, según un estudio publicado en la revista científica Journal of the National Cancer Institute. “Así que a medida que estas generaciones de mayor riesgo envejezcan, muy probablemente los diagnósticos seguirán aumentando”, añade Murphy.
Cuando el cáncer se detecta a una edad más temprana de lo habitual, los médicos suelen achacarlo a mutaciones genéticas. Y algunos estudios moleculares sugieren que las mutaciones de los tumores del cáncer colorrectal de aparición temprana son diferentes de las que provocan el cáncer en adultos mayores. Hay otra prueba de que existe un componente genético: está claro que tener un familiar directo que haya tenido cáncer colorrectal –o incluso un pólipo precanceroso– puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad, detalla Cecchini, aunque aclara que los cambios genéticos no alcanzan para explicar el cuadro completo de la situación actual.
Algunas investigaciones relacionan los cambios en el estilo de vida y la dieta con mayores tasas de cáncer colorrectal, tanto en jóvenes como en adultos mayores. Las generaciones recientes consumieron más carne roja, alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, y se sabe que el exceso de alcohol es más frecuente que antes. Además, entre 1992 y 1998 el consumo de cigarrillos también aumentó, para luego disminuir, mientras que la actividad física viene decreciendo de manera sistemática desde hace décadas. Todos estos factores, sumados al aumento de las tasas de obesidad desde la década de 1980, están asociados con el riesgo de cáncer. Pero una vez más, como con las mutaciones genéticas, tampoco explican plenamente el incremento del cáncer colorrectal de aparición temprana.
“En la mayoría de esos factores de riesgo, como fumar, hay que estar expuesto durante mucho tiempo antes de que se desarrolle el cáncer”, recuerda Andrea Cercek, codirectora del Centro de Cánceres Colorrectales y Gastrointestinales de Aparición Temprana del Centro Oncológico Sloan Kettering Memorial. Además, dice Cercek, muchos pacientes de entre 20 y 30 años ni siquiera encajan en esos grupos de riesgo. “Muchos de nuestros pacientes son deportistas y muchos nunca tuvieron sobrepeso, ni siquiera en la infancia”, se asombra.
Investigaciones
Por eso los expertos empezaron a investigar si existen otros factores ambientales que puedan estar incidiendo en la aparición temprana del cáncer. Algunos estudios de pequeña escala, por ejemplo, sugieren que las personas que desarrollan cáncer colorrectal a una edad temprana tienen un desequilibrio entre las bacterias “buenas” y “malas” de su intestino. Los investigadores no solo están analizando el uso de antibióticos, que pueden alterar el microbioma intestinal, sino también medicamentos antiinflamatorios no esteroides (Aines) que se usan como analgésicos, inhibidores de la bomba de protones que se usan para contrarrestar los problemas de acidez y varios psiquiátricos de absorción intestinal cuyo uso creció en las últimas décadas, enumera Cercek.
Algunos expertos creen que la exposición a sustancias químicas tóxicas en el ambiente también podría ser la culpable. “Hay patrones de exposición ambiental por geografía, por raza, por género y por todos esos mismos factores que también explican las diferencias en las tasas de cáncer colorrectal”, expresa Murphy.
Durante muchos años, por ejemplo, las tasas de diagnóstico de cáncer colorrectal eran más altas entre las personas afrodescendientes no hispanas, pero las investigaciones muestran que en la década de 1990 y principios de la década de 2000, ese tipo de cáncer aumentó más entre las personas blancas no hispanas, apunta Murphy. Ahora, ambos grupos tienen tasas de cáncer bastante similares. “¿Eso significa que los blancos ahora están expuestos a algo a lo que los afrodescendientes estuvieron expuestos durante muchos, muchos años? Todavía no lo sabemos”, responde Murphy.
También hay disparidades geográficas: los expertos encuentran cada vez más casos en ciudades y pueblos a lo largo del río Mississippi, en los Apalaches, y en el sudeste norteamericano, lo que podría explicarse por la exposición ocupacional a oligoelementos como el arsénico, el cromo y el níquel, utilizados en la producción de carbón, en plantas químicas y otras industrias de esas regiones. Los llamados “contaminantes eternos”, como las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por su sigla en inglés), fueron vinculados con otros tipos de cáncer y también podrían estar impulsando parte del aumento del cáncer colorrectal de aparición temprana.
“No creo que haya una prueba irrefutable que alcance para explicar la totalidad del fenómeno –admite Murphy–. Es una sumatoria de un montón de cosas”.
Identificar y reducir el riesgo
Después de recibir el diagnóstico y empezar con quimioterapia y radiación, Peters alentó a su hermana y hermano menores a hacerse de inmediato una análisis de detección. “Porque ahora sí tenían antecedentes de un familiar directo con la enfermedad”, recuerda Marisa.
La Coalición contra el Cáncer de Colon de Estados Unidos desarrolló una guía de ayuda para plantear preguntas sobre el cáncer de colon y recto en conversaciones familiares, algo que puede ayudar a determinar si deberíamos hacernos una prueba de detección 10 o 15 años antes de la edad recomendada actualmente.
Quienes no están en contacto con su familia inmediata o desconocen su historial médico, es importante que aprendan a identificar los síntomasdel cáncer colorrectal, como dolor abdominal inexplicable, cambios en las heces y sangrado rectal. Quienes tienen alguno de esos síntomas deben consultar con un médico y hacerse una prueba para descartar la presencia de cáncer.
La “regla de oro” para la detección sigue siendo la colonoscopía, porque permite ver no solo dónde están los tumores, sino también eventualmente extirparlos en el mismo procedimiento. Actualmente, para preparar su intestino para una colonoscopía los pacientes tienen opciones mucho menos incómodas que las disponibles hasta hace unos años, incluidos laxantes líquidos, píldoras y polvos. “Les aseguro que es preferible una limpieza intestinal de un día que tener que cargar una bolsa de colostomía. Por suerte, en mi caso fue por un tiempo, pero para mucha gente es para siempre”, advierte Marisa.
También existe una prueba casera capaz de detectar el 92% de los cánceres colorrectales a través del ADN en las heces, aunque es menos sensible para detectar pólipos precancerosos y, a diferencia de la colonoscopía, no permite extirpar ningún tejido, describe Cercek. En el horizonte cercano, también hay un análisis de sangre que facilitaría enormemente la detección.
Más allá de la preocupación por esa tendencia de aumento en los casos de cáncer colorrectal de aparición temprana, “la deducción que yo saco es que el momento de intervenir es incluso antes. Y no hay dudas de que lo que está pasando ahora afectará la salud de las generaciones futuras dentro de muchos, muchos años”, concluye Murphy.
Por Knvul Sheikh
(Traducción de Jaime Arrambide)
Por The New York Times
Fuente: The New York Times