El hallazgo que estremece a las neurociencias
Investigadores han descubierto un nuevo tipo de célula cerebral «a medio camino» entre las dos grandes familias de células que conviven en el cerebro -las neuronas y las gliales- que podría aclarar muchas cuestiones hasta ahora inexplicables y dar respuesta a enfermedades como la epilepsia, el párkinson e incluso el alzhéimer.
«La neurociencia está que arde». El servicio de comunicación de la Universidad de Lausana comienza con estas palabras la nota de prensa con la que da cuenta de un hallazgo que, según anuncian, está llamado a «revolucionar la neurociencia». Investigadores de esta institución han descubierto un nuevo tipo de célula cerebral «a medio camino» entre las dos grandes familias de células que conviven en el cerebro -las neuronas y las gliales- que podría aclarar muchas cuestiones hasta ahora inexplicables y dar respuesta a enfermedades como la epilepsia, el párkinson e incluso el alzhéimer.
El hallazgo se publicó el miércoles en Nature y lleva la firma de dos reconocidas instituciones suizas, el departamento de Neurociencias de la Universidad de Lausana (UNIL) y el centro Wyss de Bio y Neuroingeniería, con sede en Ginebra. «Estamos ante un descubrimiento que abre inmensas perspectivas de investigación», afirmó satisfecho el científico Andrea Volterra, codirector del trabajo y profesor en ambos centros académicos.
«Estamos ante una nueva forma de entender el sistema nervioso central», valora para este periódico la neurocientífica María Domercq, del centro Achucarro para el estudio de la Neurociencia y que trabajó con anterioridad con el profesor Volterra. «Estamos ante un hallazgo importante y relevante, un descubrimiento que cambia nuestra forma de entender la comunicación intercelular del cerebro -lo que conocemos como la sinapsis-; y que, sin duda, nos permitirá obtener respuestas que se traducirán en avances frente a enfermedades neurológicas».
El sistema nervioso del ser humano está formado, según se sabe, por dos grandes tipos de células. Las principales, las básicas, sobre las que comenzaron los estudios del funcionamiento del cerebro, son las neuronas, que están especializadas en recibir y transmitir señales químicas y eléctricas, básicas para la vida humana. La glía, sobre cuyo estudio se ha especializado el centro Achucarro, actúa principalmente como soporte de las neuronas en el procesamiento de la información.
Contribuyen a estabilizar las constantes fisiológicas y tienen funciones estructurales, energéticas e incluso inmunes, de refuerzo del sistema de defensas. Dentro de esta glía existen, a su vez, tres grandes tipos de células: los astrocitos, los oligodendrocitos y la microglia. Lo que el grupo de Lausana ha hecho es identificar mediante tecnología de mapeo genético un tipo de astrocito, una nueva célula híbrida entre las neuronas y las células gliales que desempeña un papel determinante, y hasta ahora desconocido, en el procesamiento de la información por parte de las redes celulares del cerebro. Durante años, los neurocientíficos han debatido sobre el papel de los astrocitos sin llegar a un consenso científico y este trabajo parece, por fin, haber aportado «la clave del rompecabezas», al constatar que este nuevo tipo de célula es capaz de liberar neurotransmisores y modular la función cerebral.
«Hay infinidad de astrocitos. Hasta ahora no teníamos herramientas para categorizarlos, pero el genoma nos las ha brindado». La apertura de esta puerta -explica María Domercq- nos permite clasificarlos en función de su morfología y actividad. La investigación realizada, según detalla la experta vasca, es aún muy básica, realizada a nivel de laboratorio, pero eso no impide afirmar, como dicen los autores del estudio, que favorecerá un mejor conocimiento de los trastornos cerebrales. La consolidación de la memoria, la epilepsia y la enfermedad de párkinson están íntimamente ligadas a las funciones que desempeñan este tipo de astrocitos.
Los investigadores van más allá. «Nuestros próximos estudios explorarán el papel protector de estas células frente al alzhéimer y su impacto en otras regiones cerebrales», anunció Andrea Volterra. ¿Será para tanto? «No es mucho decir», confirma la neurocientífica del centro Achucarro. «No disponen de un estudio patológico, pero cada vez hay más investigaciones que han demostrado que las células que son relevantes en procesos fisiológicos lo son también en los patológicos».
Fuente: Memo Diario