Dr. Félix Eduardo Nallim: Celebración 50 años de graduación.
Mendoza 04 de Noviembre de 2023.
Queridos amigos y colegas de toda una vida. Hoy nos encontramos aquí, no sólo como médicos sino como un grupo inquebrantable de almas, que hace más de cinco décadas decidimos embarcarnos en una travesía única, en un territorio desconocido, el de la medicina.
Recordemos aquellos tiempos de 1965 preparando el ingreso a medicina, algunos en Galénico, otros por su cuenta u otros institutos, con la ilusión y ansias de iniciar nuestra carrera médica.
Allá por abril de 1966 después de haber rendido nuestro ingreso en el Colegio Martín Zapata y sentirnos que ya éramos médicos y que nada peor nos podía pasar, comenzamos nuestro primer año y tuvimos el privilegio de
ser los pioneros, los aventureros en inaugurar las modestas instalaciones de nuestra Facultad de Ciencias Médicas en el predio del nuestro hermoso Parque General San Martin donde se había pensado construir un hospital pediátrico.
¡Cuánta historia y cuántos recuerdos!
Nuestra facultad estaba enclavada en un páramo, en un terreno virgen que cobijó nuestros sueños y aspiraciones.
Nuestros días comenzaban con las enseñanzas de Bioquímica, Biofísica y Anatomía Normal, esta última en las aulas del Hospital Central.
Para viajar los que no teníamos movilidad propia lo hacíamos a través de dos líneas de ómnibus, la 15 y 17, que nos llevaba cerca de nuestra facultad, cuando teníamos la suerte que pasaran a horario.
Las pausas y momentos de descanso encontraron su refugio en un pequeño rancho de adobe, que aparentaba ser un bufete. Era allí donde compartíamos risas, sueños, frustraciones y esperanzas.
No era sólo un sitio para comer, sino un rincón donde forjamos amistades eternas.
Y después del ciclo básico, nos sumergimos en el ciclo clínico, dispersándonos en diferentes hospitales, recogiendo experiencias, aprendiendo de cada paciente, de cada historia.
Hasta que llegó 1973 y con una mezcla de alegría, orgullo y nerviosismo, juramos como médicos.
Hoy, 50 años después de aquel juramento, aún nos une el mismo lazo, el mismo amor por la medicina y por cada uno de nosotros.
Y gracias a la magia y a la tecnología, ese chat que llamamos Galenos nos mantiene comunicados, reviviendo anécdotas y fortaleciendo nuestros vínculos.
No debemos olvidar a aquellos profesores, pilares fundamentales en nuestra formación, que ya no están con nosotros. Por su dedicación, paciencia y generosidad y que les debemos mucho de lo que hoy somos.
También nuestro recuerdo a nuestros compañeros y amigos, que se fueron de viaje, pero cuya memoria permanecerá por siempre en nuestros corazones.
Conmemoremos este medio siglo no sólo como una celebración de nuestra graduación, sino como el testimonio de un viaje increíble, una odisea de aprendizaje, amistad y pasión por la medicina.
En este medio siglo, hemos mostrado que ser médico no es sólo una profesión, sino una vocación que se vive con el corazón y se ejerce con integridad.
Hemos enseñado con el ejemplo que más allá de la ciencia y la técnica, es la humanidad y la comprensión lo que realmente define a un gran médico.
Es innegable el impacto que hemos tenido en las vidas de innumerables personas, desde aquel paciente al que hemos curado, hasta el joven médico al que hemos enseñado.
En cada acción, hemos dejado una huella imborrable y hemos reafirmado el compromiso inherente al juramento hipocrático.
Quiero agradecerles por cada sacrificio hecho, por cada noche sin dormir y por cada momento en que eligieron estar presentes para alguien con necesidad.
Y este pequeño recuerdo pintado por la artista plástica Zully Bazán simboliza los Cincuenta años. Nuestra Visión. Nuestra Vocación.
* El ojo en el triángulo, nuestro tercer ojo, simboliza la intuición y sabiduría que va más allá de lo que simplemente vemos. Es el diagnóstico profundo, la capacidad de ver más allá de lo evidente, de comprender lo que no se dice.
* El estetoscopio, instrumento icónico de nuestra profesión, representa la ciencia y la técnica, la conexión directa con el latido del corazón de nuestros pacientes, escuchando sus historias, sus miedos y esperanzas.
* El árbol es un recordatorio de la interconexión de la vida en todas sus formas y etapas. Representa nuestro papel como guardianes de la vida, desde sus raíces más profundas hasta sus ramas más altas.
* Y la vara con la serpiente de Asclepio o Esculapio, nuestro compromiso eterno con la curación y el cuidado.
* Juntos, estos símbolos pintan la imagen de nuestra noble profesión: una combinación de ciencia y arte, de técnica y empatía, de conocimiento y comprensión.
* Que esta tarjeta sirva como un homenaje a nuestra dedicación y pasión por la medicina y a los lazos que hemos forjado en estos 50 años de servicio. Nuestro legado no se mide sólo en años, sino en las vidas que hemos tocado y
transformado.
Que este reencuentro sirva para recordar, celebrar y, sobre todo, seguir adelante con el mismo espíritu de camaradería y compromiso con el que comenzamos hace 50 años y más y que sea una inspiración para las futuras
generaciones de médicos que aspiran a seguir nuestros pasos.
¡Por los próximos años juntos, por la medicina,
por la vida!
Alcemos nuestras copas. ¡Salud!
Félix Eduardo Nallim
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